HOMILIA DE LA MISA PATRONAL EN HONOR A STA. CATALINA DE SIENA
Muy queridos hermanos y
hermanas,
Esta santa misa patronal
tiene lugar en pleno tiempo de pascua, en el que celebramos el
cogollo de nuestra fe, es decir, la muerte y resurrección de Nuestro
Señor Jesucristo. Somos cristianos porque creemos que Cristo ha
muerto y resucitado por nosotros y nos ha abierto las puertas de la
salvación y de la vida eterna. Nos encontramos también llenos de
júbilo, con la Iglesia universal, por la canonización, el domingo
pasado, de los Papas Juan XXIII, el Papa del Concilio Vaticano II, el
Papa de la docilidad al Espíritu Santo y de Juan Pablo II, el Papa
de los jóvenes, de la familia y de la nueva evangelización.
En Venezuela recordamos
con particular cariño y agradecimiento a San Juan Pablo II, quien
nos bendijo con dos visitas apostólicas, una en 1985 y otra en 1996.
Su presencia nos unió como pueblo, nos fortaleció en nuestra fe y
dio un renovado impulso a nuestras comunidades eclesiales. Ambos
santos fueron calificados por el Papa Francisco, en su homilía de la
misa de canonización, como “dos
hombres valerosos, llenos de la parresía del Espíritu Santo, (que)
dieron testimonio ante la Iglesia y el mundo de la bondad de Dios, de
su misericordia”.